Las 12 leyes de Jordan Peterson

Aquí va un breve comentario sobre el libro de Jordan Peterson “12 rules for life”. Peterson es un profesor de psicología de la Universidad de Toronto que se ha convertido en una estrella de internet gracias a sus videos de desarrollo personal y a sus posiciones “politicamente incorrectas”. La más conocida de sus salidas ha sido su oposición pública a un proyecto de ley canadiense que incluye la premisa de que no usar el pronombre que otra persona considere adecuado para si misma (por ejemplo, “they” en vez de “he” o “she”) es matoneo. En “12 rules for like” Peterson plasma su filosofia personal alrededor de doce fórmulas sencillas que usa como punto de partida para diferentes ensayos.

Las ideas de Peterson parten del diagnóstico (para nada original) según el cual el mundo occidental es victima de un esfuerzo concertado de “neo marxistas” y “postmodernistas” por desmantelar sus valores fundamentales. Este enemigo, que nunca llega a ser definido precisamente por Peterson, habita las críticas al capitalismo, a la desigualdad, a la cultura patriarcal y al racismo estructural. Según Peterson, si bien el mundo occidental no es perfecto, la verdadera motivación de éstas críticas es el resintimiento y su consecuencia lógica e inevitable, un nuevo Gulag. Como ya dije, nada de esto es especialmente original y la versión de Peterson es superficial, por no decir cáricatural, aunque se entiende que pueda impresionar un público joven con su tono paternal, sus constantes referencias a Solzhenitsyn y a Nietzche y también a una que otra mención a una psicología evolutiva de baja estofa.

Bajo la influencia de las ideas perversas del neo marxismo, según el autor, la psyche del hombre moderno se encuentra desprovista de los recursos que provee la cultura para enfrentar el caos y la desintegración ante el sufrimiento y el aparente sinsentido del mundo. En las divagaciones sobre el rol que tradición, mitos y arquetipos juegan en la psicología del ser humano se encuentra tal vez la parte más interesante del libro y la que distingue a Peterson de otros personajes del mismo campo reaccionario, asociados más frecuentemente a un ateismo militante y frecuentemente islamofóbico. Peterson no tiene miedo de hablar de trascendencia y sentido de la vida, llenando sin duda un vacio que necesitaría una figura de mayor estatura intelectual.